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Volumen 7: Nº 1, enero 2010
Cita sugerida para este artículo: Sullivan HW, Finney Rutten LJ, Hesse BW, Moser RP, Rothman AJ, McCaul KD. La representación de las enfermedades en la prevención y la detección precoz del cáncer: asociaciones con comportamientos de prevención. Prev Chronic Dis 2010;7(1):A14.
http://www.cdc.gov/pcd/issues/2010/
jan/08_0176_es.htm. Visitado [fecha].
REVISIÓN PARITARIA
Introducción
El Modelo del sentido común de las representaciones sociales sobre una enfermedad plantea que lo que la gente cree de una enfermedad afecta la forma en que intenta prevenirla. El propósito de este estudio fue determinar si las representaciones sobre la prevención varían según el tipo de cáncer (de colon, pulmón y piel) y si estas representaciones están asociadas a conductas relevantes.
Métodos
Analizamos datos de la Encuesta Nacional de las Tendencias en Información sobre la Salud (HINTS 2005), una encuesta nacional representativa de los adultos estadounidenses (N = 5,586) que se realiza por teléfono.
Resultados
Los encuestados indicaron que estos tres tipos de cáncer se pueden prevenir mediante conductas saludables; sin embargo, menos encuestados opinaron de esta manera sobre la prevención del cáncer de colon. Más encuestados indicaron que las pruebas de detección constituyen una estrategia de prevención del cáncer de colon que los que se refirieron a los cánceres de pulmón y de piel. Las representaciones estaban asociadas a las
pruebas de detección del cáncer de colon, el consumo o no de tabaco y el uso de cremas protectoras solares.
Conclusión
Las representaciones sobre el cáncer estaban asociadas a conductas de salud relevantes, lo que da lugar a estrategias para elaborar mensajes de salud e intervenciones.
Una proporción sustancial de muertes por cáncer podría evitarse a través de cambios en las conductas relacionadas con la salud (1); aún más, la detección temprana de una enfermedad ha mostrado que puede reducir las muertes por cáncer (2). El Modelo del sentido común de las representaciones sociales sobre una enfermedad plantea que lo que la gente piensa sobre una enfermedad afecta la forma en que previene la enfermedad, se realiza pruebas para su detección y se trata la enfermedad (3,4). En particular, el Modelo del sentido común se centra en la importancia de las representaciones individuales sobre una enfermedad 1) identidad (p. ej., "¿Qué es el cáncer?"), 2) causa (p. ej., "¿Por qué las personas se enferman de cáncer?"), 3) duración (p. ej., "¿El cáncer es un problema agudo o crónico?"), 4) consecuencias (p. ej., "¿Qué tan doloroso es el cáncer?") y 5) controlabilidad (p. ej., "¿Se puede prevenir el cáncer?") (5). En los estudios se ha determinado que las representaciones sobre la controlabilidad son predictivas de los desenlaces en la salud (6). De este modo, resulta crítico determinar lo que la gente cree sobre la controlabilidad del cáncer y si estas creencias se relacionan con conductas de salud para desarrollar mensajes e intervenciones de salud.
Varios estudios han utilizado el Modelo del sentido común para analizar las enfermedades crónicas, incluido el cáncer (7). Muchos de los estudios centrados en el cáncer analizaron las creencias de los pacientes sobre las causas y las consecuencias de su cáncer (8) o la manera distinta en que los pacientes oncológicos percibían esta enfermedad frente a los que no eran pacientes (9). Algunos estudios han analizado las representaciones sociales sobre la controlabilidad del cáncer, en particular en qué medida el cáncer se puede prevenir o detectar. Por ejemplo, un estudio realizado en una muestra de una localidad española encontró que el 28% de los participantes creía que el cáncer estaba relacionado con la conducta individual y el 36% que el cáncer se podía evitar (10). En otro estudio, las entrevistas a una pequeña muestra de mujeres reclutadas en centros de servicios médicos y de salud pública revelaron actitudes pesimistas sobre la prevención y la detección del cáncer; las participantes indicaron que el cáncer no se puede prevenir y que las pruebas de detección lo descubren cuando ya es demasiado tarde (11). Otros estudios se enfocaron a estrategias específicas de prevención; por ejemplo, los que se basaron en la Encuesta Nacional de Entrevistas de Salud mostraron que aproximadamente el 70% de las personas está de acuerdo en que una buena nutrición puede prevenir el cáncer (12,13). Estos estudios conceptualizaron el cáncer como una enfermedad única; a los participantes no les preguntaron sobre sus representaciones relacionadas con cánceres específicos.
Un metanálisis confirmó que las representaciones sobre la controlabilidad predicen desenlaces tales como la forma de enfrentar la enfermedad, el bienestar y el estado de salud; sin embargo, muy pocos estudios se centraron en el cáncer (6). Algunas evidencias indican que las representaciones sobre la prevención del cáncer pueden influir en conductas relevantes relacionadas con el cáncer. Por ejemplo, en una encuesta nacional, la creencia de que la gente no puede hacer mucho para prevenir el cáncer en general se asoció a menos actividad física y un consumo bajo de frutas y verduras (14). En un estudio, la creencia de que el cáncer de piel se puede prevenir se relacionó con las intenciones de practicar conductas preventivas (15), pese a que no siempre se ha establecido esta asociación (16). De manera similar, los datos indican que la creencia de que las pruebas de detección son eficaces se relaciona con las intenciones de realizarse las pruebas y su subsecuente realización (17,18).
Debido a que no hay investigaciones previas que hayan estudiado sistemáticamente el Modelo del sentido común en una muestra representativa nacional, utilizamos datos de la encuesta nacional para sondear las representaciones que tiene la gente sobre la controlabilidad del cáncer. Además, ampliamos los estudios anteriores de las representaciones sobre la controlabilidad al concentrarnos en cánceres específicos en lugar del cáncer en general. Sondeamos de qué manera piensa la gente sobre la prevención primaria (p. ej., las actividades que reducen el riesgo de la enfermedad) y la secundaria (p. ej., detección temprana de la enfermedad) para los cánceres de colon, pulmón y piel. Primero analizamos si las representaciones sobre la prevención variaban según el tipo de cáncer (de colon, pulmón y piel). Segundo, examinamos si las representaciones sobre la prevención se asociaban a conductas relevantes relacionadas con el cáncer.
Las representaciones sobre los cánceres de colon, pulmón y piel se incorporaron en la encuesta que utilizamos porque se trata de cánceres relativamente frecuentes en los Estados Unidos, afectan a hombres y mujeres y su incidencia varía en la medida en que pueden prevenirse, detectarse en forma oportuna y tratarse (19). Existen evidencias sólidas de que el no fumar y la cesación del tabaquismo a largo plazo pueden prevenir el cáncer de pulmón (20). Para el cáncer de piel, hay evidencias de que la exposición al sol está vinculada al cáncer de piel, lo cual sustenta las recomendaciones al público de reducir este tipo de exposición. Pese a que hay evidencias insuficientes que indiquen que el uso de cremas protectoras solares puede prevenir el cáncer de piel (20), se le recomienda al público el uso de estas cremas (21). Para el cáncer de colon, existen evidencias insuficientes sobre las propiedades preventivas de una dieta baja en grasas, alta en fibra alimentaria y rica en frutas y verduras (20); sin embargo, se le recomienda al público aumentar el consumo de frutas y verduras para la prevención del cáncer de colon (22). Finalmente, se recomiendan insistentemente las pruebas de detección del cáncer de colon en las personas mayores de 50 años, mientras que no hay evidencias suficientes para recomendar las pruebas de detección de los cánceres de pulmón y piel (23).
Los datos para nuestro análisis se obtuvieron de la Encuesta Nacional de las Tendencias en Información sobre la Salud (HINTS 2005) (24). La HINTS es una encuesta nacional de probabilidad para la población adulta estadounidense que realiza cada dos años el Instituto Nacional del Cáncer (NCI). Esta encuesta tiene como fin compilar los conocimientos, actitudes y conductas del público con respecto al cáncer. Los datos de la HINTS 2005 se recogieron entre febrero y agosto del 2005 (http://hints.cancer.gov). La HINTS 2005 fue objeto de una revisión expedita por parte de la Comisión de Revisión Institucional del NCI en el 2004, la cual fue aprobada por la Oficina de Administración y Presupuesto (OMB no. 0925-0538). Los encuestados (N = 5,586) se seleccionaron mediante un sistema aleatorio de llamadas por teléfono y respondieron a una entrevista única administrada por entrevistadores entrenados. De cada hogar fue seleccionado un adulto de 18 años o más para que respondiera a la entrevista profunda por un seleccionador de hogares. El índice final de respuesta de hogares seleccionados fue del 34% y el índice final de respuesta a la entrevista profunda fue del 61%. Se pueden consultar detalles adicionales sobre el diseño de la muestra y el método de muestreo en otros lugares (24).
Se utilizaron técnicas de análisis bajo los protocolos actuales para evaluar las mediciones en un laboratorio cognitivo (25,26). Los materiales se revisaron y se modificaron conforme se necesitaba para uniformar su uso e interpretación. Se hicieron pruebas piloto de toda la encuesta.
Se les pidió a los encuestados que proporcionaran su edad, sexo, raza o grupo étnico, ingresos y nivel de estudios. Se les preguntó si se les había diagnosticado algún cáncer y si alguien en su familia había tenido cáncer. Clasificamos a los encuestados como personas sin antecedentes de cáncer, solo con antecedentes familiares, solo con antecedentes personales o con antecedentes familiares y personales de la enfermedad.
A los encuestados se les asignó aleatoriamente preguntas sobre su representación en cuanto a la prevención del cáncer de colon, pulmón o piel. Si se les había diagnosticado uno de los cánceres que se les asignó en la encuesta, no se les hacían preguntas relacionadas con su representación sobre la prevención.
Primero se les formularon preguntas abiertas sobre sus representaciones sobre la prevención: "¿Qué puede hacer la gente para reducir su probabilidad de contraer cáncer de colon [pulmón, piel]?" Las respuestas a esta pregunta se codificaron en distintas categorías que representaban las conductas que con más frecuencia se mencionaban. Para el cáncer de colon, las categorías de prevención primaria fueron las siguientes: "no tomar bebidas alcohólicas", "no fumar", "comer fibra alimentaria", "comer frutas y verduras", "comer saludable o en forma más nutritiva" y "practicar ejercicio". Para el cáncer de pulmón, las categorías de prevención primaria fueron las siguientes: "evitar el asbesto", "evitar el aire contaminado" ,"no fumar o dejar de fumar", "comer saludable", "practicar ejercicio" y "evitar el humo secundario del tabaco". Para el cáncer de piel, las categorías de prevención primaria eran "no usar camas o salones solares", "evitar el sol", "usar sombreros o ropa para protección" y "usar crema protectora solar". Para los tres cánceres, las categorías de prevención primaria eran "hacerse pruebas de detección del cáncer o hacerse examinar" y "hacerse chequeos en forma regular". Las respuestas de este renglón se agruparon para crear los índices siguientes: 1) lista total de conductas preventivas, 2) lista de conductas de prevención primaria y 3) lista de conductas de prevención secundaria.
A continuación, a los encuestados se les preguntó si estaban de acuerdo o en desacuerdo con las siguientes afirmaciones: "No hay mucho que hacer para reducir la probabilidad de contraer cáncer de colon [pulmón, piel] "; "el cáncer de colon [pulmón, piel] es causado de manera más frecuente por la conducta o estilo de vida de la persona"; y "los chequeos regulares para el cáncer de colon [pulmón, piel] aumentan la probabilidad de detectar el cáncer cuándo es fácil de tratar".
Para evaluar las pruebas de detección por colonoscopia o sigmoidoscopia, a los encuestados de 45 años o más se les preguntó si alguna vez se habían realizado una colonoscopia o sigmoidoscopia. A los encuestados que contestaron afirmativamente se les preguntó cuándo fue su más reciente colonoscopia o sigmoidoscopia. Estas dos preguntas se combinaron para clasificar a los encuestados según si se habían hecho una colonoscopia o sigmoidoscopia "nunca", "hace más de 5 años" o "hace 5 años o menos". Para apegarnos a las directrices actuales, el análisis de esta variable lo limitamos a los encuestados de 50 años o más (27).
Para evaluar el consumo de frutas y verduras, a los encuestados se les hizo una serie de preguntas para determinar la frecuencia con que habían consumido frutas, jugos de frutas y papas el mes anterior. Las respuestas a estas preguntas se resumieron para calcular el número de raciones al día, las cuales se clasificaron como ninguna, menos de 5 raciones al día, 5 o más raciones al día (en cumplimiento de las directrices actuales de nutrición) (22).
Para evaluar el tabaquismo, a los encuestados se les preguntó si habían fumado al menos 100 cigarrillos durante toda su vida. A los encuestados que respondieron afirmativamente se les preguntó si actualmente eran fumadores. Estos dos renglones se combinaron para clasificar a los encuestados como personas que nunca habían fumado, ex fumadores o actuales fumadores (28).
Para evaluar el uso de las cremas protectoras solares, a los encuestados se les pidió que contestaran en una escala del 1 al 5 (1 = siempre a 5 = nunca) con qué frecuencia usaban estos productos cuando estaban afuera por más de una hora en un día templado y soleado.
Para contabilizar el complejo diseño de la muestra de la encuesta, se realizaron análisis estadísticos utilizando SUDAAN versión 9 (Research Triangle Institute, Research Triangle Park, North Carolina) y estimadores de varianza ponderada y jackknife. Se hicieron análisis bivariados mediante modelos de regresión logística para determinar si los encuestados que respondieron las secciones de la encuesta sobre cáncer de colon, pulmón y piel presentaban diferencias entre sí en sus características demográficas y de salud. Se realizaron regresiones logísticas y lineales para determinar si las representaciones sobre la prevención diferían entre los tres tipos de cáncer después de ajustar por características demográficas y de salud. Examinamos las comparaciones por pares para evaluar las diferencias entre los tipos de cáncer, ajustando por comparaciones múltiples con la prueba de Bonferroni (P < .016). Se realizaron análisis de regresión logística y lineal para determinar si las conductas de salud estaban asociadas a las representaciones sobre la prevención después de ajustar por características demográficas y de salud. Estos análisis fueron específicos para cada cáncer. Para el cáncer de colon, se evaluaron las asociaciones entre las representaciones sobre la prevención y el consumo de frutas y verduras y entre las representaciones sobre la prevención y la realización de colonoscopias o sigmoidoscopias. Para el cáncer de pulmón, se evaluó la asociación entre las representaciones sobre la prevención y la condición de fumador o no fumador. Para el cáncer de piel, se evaluó la asociación entre las representaciones sobre la prevención y el uso de cremas protectoras solares. Para cada conducta, examinamos las comparaciones por par para analizar las diferencias entre grupos distintos (p. ej., fumadores actuales frente a ex fumadores) y ajustamos el nivel de significación con la prueba de Bonferroni (P < .016 para las pruebas de detección por colonoscopia o sigmoidoscopia, consumo de frutas y verduras, comparaciones entre las condiciones de fumador o no fumador; P < .005 para las comparaciones en el uso de las cremas protectoras solares). Las pruebas de Satterthwaite para el ajuste F y sus correspondientes valores P se presentan para indicar la significancia estadística.
No hubo diferencias significativas en las características demográficas o de salud por cada tipo de cáncer (Tabla 1). En general, la mayoría de las personas encuestadas eran mujeres (51.9%), blancas no hispanas (69.9%), con estudios superiores a la escuela secundaria (55.6%) y una edad mediana de 45 años. La mayoría (71.4%) reportó antecedentes familiares de cáncer, mientras que un número menor (11.4%) reportó antecedentes personales de cáncer.
Los encuestados del grupo sobre el cáncer de colon mencionaron el menor número total de conductas de prevención primaria, seguidos de los grupos de cáncer de pulmón (F = 122.17, P < .001) y de piel (F = 336.77, P < .001) (Tabla 2). Por el contrario, los encuestados del grupo de cáncer de colon indicaron el mayor número de conductas de prevención secundaria, seguidos de los encuestados de los grupos de cáncer de pulmón y piel (F = 234.65, P < .001).
La proporción de encuestados del grupo de cáncer de colon que no estaban de acuerdo en que no hay mucho que se pueda hacer para disminuir la probabilidad de contraerlo era significativamente menor que la proporción de encuestados del cáncer de piel que no estuvieron de acuerdo (F = 6.05, P = .005) (Tabla 2). De manera similar, la proporción de encuestados del grupo de cáncer de colon que estaban de acuerdo en que la conducta puede causar cáncer fue significativamente menor que la de los encuestados de los grupos de cáncer de pulmón y de piel que estuvieron de acuerdo (F = 108.93, P < .001). La proporción de encuestados que estuvieron de acuerdo en que las pruebas de detección llevan a una detección temprana fue uniformemente alta para los tres tipos de cáncer (F = 1.34, P = .27).
Para el cáncer de colon, las pruebas de detección por colonoscopia o sigmoidoscopia estaban relacionadas con el número total de conductas mencionadas sobre la prevención del cáncer de colon, el número de conductas para la prevención primaria del cáncer de colon y el número de conductas para la prevención secundaria del cáncer de colon (F = 9.57, P < .001; F = 6.98, P < .003; F = 3.53, P = .04, respectivamente) (Tabla 3). Específicamente, los encuestados que se habían realizado pruebas de detección por colonoscopia o sigmoidoscopia en los últimos cinco años mencionaron en general más conductas para la prevención del cáncer de colon y de prevención primaria que aquellos que nunca se habían hecho una colonoscopia o sigmoidoscopia (F = 13.38, P < .001; F = 10.04, P = .003). Se observó una tendencia similar para las conductas de prevención secundaria del cáncer de colon (F = 5.14, P = .03). No se hicieron otras preguntas acerca de las representaciones sobre el cáncer de colon relacionadas con las pruebas de detección por colonoscopia o sigmoidoscopia (Tabla 3 y 4). El consumo de frutas y verduras no se relacionó con ninguna de las preguntas acerca de las representaciones sobre la prevención del cáncer de colon (Tablas 3 y 4).
Para el cáncer de pulmón, la condición de fumador se relacionó con el número total de conductas mencionadas para la prevención del cáncer de pulmón (F = 5.58, P = .01) (Tabla 3). Específicamente, las personas que nunca fumaron y los ex fumadores mencionaron en general más conductas para la prevención del cáncer de pulmón que los fumadores actuales (F = 7.86, P = .007; F= 8.60, P = .005, respectivamente). Lo mismo ocurrió con el número de conductas mencionadas para la prevención primaria del cáncer de pulmón (F = 4.96, P = .01) (Tabla 3). Las personas que nunca fumaron o los ex fumadores mencionaron más conductas para la prevención primaria del cáncer de pulmón que los fumadores actuales (F = 6.35, P = .01; F= 7.67, P = .008, respectivamente). La condición de fumador o no fumador mostró una relación con la proporción de encuestados de acuerdo en que esta conducta causa cáncer (F = 4.97, P = .01) (Tabla 4). Específicamente, las personas que nunca fumaron era más probable que estuvieran de acuerdo en que esta conducta causa cáncer de pulmón que los fumadores actuales (F = 9.12, P = .004). No se incluyeron otras preguntas sobre las representaciones sobre la prevención del cáncer de pulmón relacionadas con la condición de fumador (P > .05) (Tablas 3 y 4).
Para el cáncer de piel, el uso de las cremas protectoras solares se relacionó con el número total de conductas mencionadas para la prevención del cáncer de piel y el número de conductas para su prevención primaria (F = 4.53, P = .004; F = 3.50, P = .01, respectivamente) (Tabla 3). Específicamente, los encuestados que nunca habían utilizado cremas protectoras solares mencionaron en general menos conductas para la prevención del cáncer de piel que aquellos que indicaron que utilizaban estos productos algunas veces o a menudo (F = 10.69, P = .002; F = 15.76, P < .001, respectivamente). De manera similar, los encuestados que nunca habían utilizado cremas protectoras solares reportaron menos conductas de prevención primaria del cáncer de piel que aquellos que indicaron que utilizaban estos productos a menudo (F = 13.08, P < .001). No se incluyeron otras preguntas acerca de las representaciones sobre la prevención del cáncer de piel relacionadas con el uso de cremas protectoras solares (P > .05) (Tablas 3 y 4).
Analizamos si la gente pensaba distinto sobre la prevención y la detección con respecto a los tres tipos de cáncer (de colon, pulmón y piel). En forma coincidente con las evidencias actuales sobre la prevención y detección temprana, los encuestados indicaron que los tres tipos de cáncer se pueden prevenir mediante conductas saludables, pero un número menor opinó así sobre el cáncer de colon. En forma coincidente con las evidencias actuales sobre las pruebas de detección (p. ej., existe evidencia sólida sobre las pruebas de detección del cáncer de colon pero no del cáncer de pulmón o piel) (23), más encuestados expresaron de manera espontánea que las pruebas de detección son una estrategia para la prevención del cáncer de colon en comparación con el caso de los cánceres de pulmón y piel. Sin embargo, cuando se les preguntó directamente sobre la detección temprana, la mayoría de los encuestados estuvo de acuerdo en que las pruebas de detección llevan a una detección temprana de los tres tipos de cáncer; de hecho, casi el 90% de todos los encuestados expresó que creía en el valor de las pruebas de detección. Por tanto, las respuestas a las preguntas abiertas estaban más acordes con el estado de la ciencia, mientras que las respuestas a las preguntas cerradas reflejaban más la creencia de que las pruebas de detección son uniformemente útiles.
Segundo, analizamos si las representaciones sobre la prevención del cáncer se asociaban a conductas relevantes relacionadas con el cáncer. De manera similar que en estudios anteriores (6), estas representaciones estaban relacionadas con las conductas de salud. Los encuestados que recientemente se habían hecho pruebas de detección del cáncer de colon mencionaron más conductas de prevención primaria que aquellos que nunca se las habían hecho. Las personas que nunca fumaron era más probable que estuvieran de acuerdo en que esta conducta causa cáncer de pulmón que las que fumaban y las personas que nunca fumaron o que habían sido fumadoras mencionaron más conductas para la prevención primaria del cáncer de pulmón que los fumadores actuales. Los encuestados que utilizaban cremas protectoras solares a menudo mencionaron más conductas de prevención primaria del cáncer de piel que los que nunca habían utilizado estos productos. Los resultados para el cáncer de colon, en particular, apoyan la idea de que las representaciones sobre la controlabilidad que tiene la sociedad están asociadas a conductas de salud respectivas (5): era más probable que los encuestados creyeran que el cáncer de colon se detecta en forma temprana mediante pruebas de detección y menos probable que pensaran que se puede prevenir mediante conductas saludables. Por lo tanto, las representaciones sobre el cáncer de colon se relacionaban con las pruebas de detección y no con el consumo de frutas y verduras. Además, el patrón de resultados indica que los encuestados que presentaron menos conductas saludables mencionaron menos conductas de prevención primaria. Estos hallazgos indican que las personas que practican conductas no saludables puede ser que desconozcan la información actual sobre la prevención del cáncer o que la conozcan pero no la acepten; puede ser necesario elaborar mensajes o intervenciones específicas para estas personas que se centren en la prevención y la detección temprana del cáncer.
Si bien el presente estudio evalúa la relación entre las representaciones sobre la prevención y las conductas utilizando datos representativos nacionales, se deben abordar varias limitantes. Por ejemplo, al utilizar datos provenientes de encuestas, solo obtuvimos medidas autorreportadas sobre conductas saludables. Las conductas de salud se midieron antes que las representaciones sobre la prevención, lo que puede haber conducido a que las personas tuvieran en cuenta estas conductas al responder a las preguntas sobre sus representaciones de la prevención. Por otra parte, el índice de respuesta general de la HINTS 2005, si bien es comparable a la de otras encuestas telefónicas nacionales, refleja una disminución en el índice de respuestas (29).
Al utilizar información de estudios transversales no podemos concluir que nuestros hallazgos son causales y, por lo tanto, no sabemos si las representaciones sobre la prevención afectan las conductas o si el practicar conductas saludables afecta las representaciones sobre la prevención. Debido a que la relación entre cognición y conducta a menudo es recíproca, los cambios en las representaciones sobre la prevención pueden conducir a cambios en las conductas de salud y viceversa (30). Dada la naturaleza cambiante de las evidencias sobre la prevención y los avances que producen los métodos de detección temprana, se necesitan investigaciones futuras para determinar si estos cambios afectan las representaciones sobre la prevención y la conducta subsecuente.
Las conductas saludables pueden afectar la incidencia del cáncer y las tasas de mortalidad por esta enfermedad; por lo tanto, es importante entender los factores que afectan estas conductas. El Modelo del sentido común de Leventhal plantea que uno de estos factores es la manera en que la gente percibe la controlabilidad del cáncer. Hasta donde sabemos, este estudio es el primero en ofrecer información representativa nacional de las representaciones sobre la controlabilidad de cánceres específicos. Estos resultados arrojan luz sobre la manera en que la sociedad piensa con respecto a la prevención y detección de tres cánceres frecuentes y proporciona evidencias de que estas representaciones están relacionadas con las conductas recomendadas para la prevención del cáncer. Los hallazgos indican que las representaciones sobre la prevención del cáncer deben tomarse en cuenta en los mensajes y las intervenciones de salud.
Autor responsable de la correspondencia: Helen W. Sullivan, PhD, MPH, 10903 New Hampshire Ave, Silver Spring, MD 20993-0002. Teléfono: 301-796-4188. Correo electrónico: helen@aya.yale.edu. El Dr. Sullivan está afiliado al Programa de Científicos invitados sobre Prevención del Cáncer y al Programa de Investigación Conductual del Instituto Nacional del Cáncer (NCI), de los Institutos Nacionales de Salud (NIH).
Afiliaciones de los autores: Lila J. Finney Rutten, Bradford W. Hesse, Richard P. Moser, Behavioral Research Program, Division of Cancer Control and Population Sciences, NCI, NIH. Alexander J. Rothman, University of Minnesota, Twin Cities, Minneapolis, Minnesota. Kevin McCaul, North Dakota State University, Fargo, North Dakota.
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The findings and conclusions in this report are those of the authors and do not necessarily represent the official position of the Centers for Disease Control and Prevention. ![]()
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